FARO
Son luces nuevas las que se repiten.
Tu vida avanza en el mar.
El fogonazo insiste en tu rostro,
aquellos veranos lisos,
sin olas, y aquellas tardes de patio y limonero
mientras comíamos sandía en bañador.
No hacía falta piscinas. Las inventaba papá
en un barreño azul, medio metro de agua,
metidos en cuclillas. Nos vigilaba el abuelo.
El fogonazo insiste y te deslumbran
amaneceres de invierno, soleados,
en playas desiertas antes de trabajar.
Te alegras de haber venido a conversar con ellos:
su voz viaja en el salitre de la brisa,
corroe el hierro, almagre de tu adolescencia,
te alerta de una muerte placentera,
unidos, algún día, en un salmo de acción de gracias.
Todo me recuerda a ti.
Todo es completamente distinto.
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